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La Obesion del ceo por Maricel98 novel Chapter 127

Summary for Capítulo 127: La Obesion del ceo por Maricel98

Chapter Summary: Capítulo 127 – La Obesion del ceo por Maricel98 by Internet

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Me encuentro revisando un proyecto que le presentaré mañana a Vladimir, pero no logró concentrarme porque alguien está dedicado a besar mi cuello mientras intenta despojarme de mi blusa.

—Te ves muy sexy concentrada

Reí fuerte —Ya déjame trabajar, Fer.

—Mi amor en el último mes no has tenido tiempo para mí. Todo es el trabajo y los niños.

—No seas celosito —Me senté en sus piernas y uní mis labios a los suyos en un beso efusivo el cual él me correspondió. —Sabes que tengo muchísimo trabajo

Me percate de que resbalan lágrimas de sus ojos y lleve mis manos a sus mejillas.

—No llores Fer.

Estoy haciendo un gran esfuerzo para no reírme de él. El fin de semana ocurrió lo mismo cuando estábamos en el cine con nuestros hijos y al ver una película el término llorando, Aarón lo consoló diciendo que solamente era un dibujito y no era real.

—Mierda —El limpia sus lágrimas con sus manos—Definitivamente me hizo daño la cebolla de la ensalada

—Seguramente —Deje un beso en sus labios —Sabes que te amo muchísimo, pero hace meses buscó inversionistas para levantar la empresa y no he conseguido nada hasta que llegó Vladímir.

—¡Ese idiota más que hacer negocios contigo quiere llevarte a la cama!

—Amor, yo solamente quiero ir a la cama con mi marido. —Volví a unir mis labios a los suyos en un beso —Tienes razón y ya trabajé mucho por hoy, vamos a dormir.

—Yo no quiero dormir

Cerré la computadora y él me cargo en brazos para llegar a nuestra habitación.

Caí arriba de él en la cama y deslice mis labios hacia su cuello dejando varios besos húmedos allí mientras me deshago de su camiseta de la cabeza para arriba.

Debo admitir que me encanta ver la fecha de mi nacimiento tatuado en su hombro.

Me deshice de mi blusa rápidamente y volví a unir mis labios a los suyos mientras él me ayudó a despojarme del brasier.

Deslice mi mano hacía su jean para desabrocharlo y adentre mi mano en su bóxer amasando su miembro el cual ya se encuentra erecto.

—Sigue nena—Me pide entre jadeos

Logre deshacerme de su pantalón y su bóxer con su ayuda luego me dediqué a amasar su miembro con mis manos. A medida que lo estimuló puedo ver como crece y crece aún más.

Deslice mis labios hacia la cabeza lamiendo lentamente en respuesta él simplemente cerró los ojos.

Lo adentre en mis labios lentamente mientras masajeo la parte a la cual no llegan los labios. Durante varios segundos lo adentre y saque de mi boca procurando que no se me salga el aire.

Me encanta la expresión de su rostro y cuando me pide que no me detenga.

Con Fer a pesar de que ambos somos muy apasionados hay respeto mutuo. Nunca me ha exigido que haga algo que no me gusta y cuando me niego a acostarme con él lo acepta, en cambio, con el maldito infeliz de Diego todo era violencia.

Pero ya no quiero pensar en él.

—Lamentó si sientes que no estoy presente

Él ríe y niega con la cabeza —Era simple manipulación, Belinda. Eres la esposa y madre más presente del universo, te falta poco para crear una guardería en la empresa.

—No es una mala idea

—Nunca te he dicho lo orgulloso que estoy de que mi mujer sea la hermosa y eficiente presidenta de la compañía.

—Te amo

—Yo mucho más, princesa.

Debo admitir que estos cinco meses de matrimonio no han sido nada fáciles. Ha habido muchos cambios tanto en mi trabajo como en nuestra vida.

Para empezar no es lo mismo vivir con papá que vivir los cuatro solos porque Fer compro una casa para nuestra familia.

La mansión es del mismo tamaño que la casa de mi padre.

Las habitaciones se ubican en la planta de arriba con sus respectivos baños más la recámara principal la cual es la nuestra y en la parte de abajo se encuentra el despacho que ocupó, la sala, la cocina y una puerta hacia el enorme jardín en el cual se divierten los niños.

Además, posee biblioteca, piscina, gimnasio y un garaje para nuestros carros.

Lo quise asesinar cuándo me percate de que se gastó una fortuna en nuestra casa, pero él alego que su esposa y sus hijos se merecen lo mejor en ese instante no me contuve y lo comí a besos.

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