La Obesion del ceo por Maricel98 novel Chapter 72

—Si yo soy tu padre

—Desde que Iván me dijo la verdad yo pensé que mi padre era un hombre que solamente la uso y simplemente se marchó sin importarle nada. Un desconocido y un sinvergüenza, pero usted es mucho peor, toda mi vida ha sido testigo de las humillaciones de su esposa y su hija hacía mi y nunca hizo nada.

—Sé que fui un cobarde con Sara y contigo, pero me sentí muy presionado y no supe qué hacer. Mi padre me presionó y Olga esperaba un hijo mío, no podía dejarla sola.

Limpie mis lágrimas —Por supuesto no podía dejar sola a la señorita de sociedad, pero si a la pobre empleada ¿verdad?. Mariana si importaba, pero yo no, seguramente deseaba que nunca hubiera existido.

—No es así, Belinda. Aunque lo dudes yo te quiero, hija.—Él intenta tomar mi mano, pero yo me alejo con asco

—No soy su hija y no vuelva a buscarme en su vida. —Es todo lo que digo antes de alejarme.

No logró controlar mis lágrimas al recordar todas las humillaciones a las cuales fui sometida desde que tengo uso de razón.

Él hecho de ser siempre la muerta de hambre, la apestada, la que no tiene padres o la becada, son miles de insultos a los cuales me sometieron Mariana y Tamara.

Y Fernando es mucho peor, él no se cansó de jugar conmigo por el hecho de ser quien soy.

En cuanto a Diego no quiero siquiera pensar.Si yo fuera una hija reconocida de Edward él nunca me habría lastimado.

Pero simplemente soy una empleada a la cual nadie le creería, el mismo me lo repitió miles de veces antes de violarme.

En resumen, esa familia arruinó mi vida y en algún momento haré que cada uno de ellos pague, sufran lo que yo sufrí.

Salí de mis pensamientos cuando alguien tomo mi cintura.Con solo sentir sus manos en mi piel siento asco.

—Parece que Caperucita vino a la cueva del Lobo.

—¡Déjame en paz! —Intento zafarme de su agarre, pero esté ejerce fuerza en mis brazos

—¡Tú te vas conmigo!

—¡Suéltame, me das Asco!. ¡Me repugnan los violadores como tú! —Grito tan fuerte que los empleados me escuchan y me percató de que Edward se acerca.

—¡Que dijiste!.—Él lleva sus manos al cuello de Diego —Tú abusaste de ella.

—Es mentira, tío

—¡Lo que escuchaste y lo que escucharon todos, este tipo me violó! ¡Pero me encargaré de que no toque a ninguna otra mujer!.

—¡Cállate y lárgate, desaparece de nuestras vidas! ¡Maldita muerta de hambre!. —Me grita Mariana —Mi novio no te hizo nada.

—Ustedes fueron quien iniciaron todo y ahora me conocerán. — Sentencie