Benny y Estella sufrían dolores de estómago tan fuertes que no podían prestarle atención a Archie. Estella lloraba en voz alta para sí misma, ajena a todo lo demás.
Benny quería calmarla, pero cuando abrió los labios para hablar, solo pudo gemir de dolor. Apretando los dientes, trató de contener sus gemidos y reprimir sus lágrimas.
¡Tengo que ser valiente por mami! ¡No puedo fallarle por un poco de dolor! La situación ponía ansioso a Archie y quería ir a buscar a Roxanne.
Recordó que las hierbas no estaban lejos de donde estaban. ¡Debería poder regresar rápidamente! Cuando estaba a punto de irse, vio a Estella rodando de dolor por el suelo.
Tenía tanto dolor que no le importaba en qué dirección se estaba desviando. Mientras se retorcía salvajemente en el suelo, lentamente se alejó más y más de la tienda.
Archie detuvo sus pasos y, con cierta dificultad, empujó a Estella de regreso a la tienda. Sabía que no podía ir muy lejos con Benny y Estella en ese estado.
Después de un poco de contemplación, Archie se llevó la muñeca a la cara y presionó algunos botones de su reloj. En ese momento, Roxanne estaba concentrada en buscar hierbas.
Inicialmente, solo había planeado llevar a los niños a acampar y no esperaba encontrarse con una sorpresa tan agradable.
Por lo tanto, Roxanne estaba encantada de encontrar el parche de hierbas.
Mientras recogía las hierbas, sonó su teléfono.
Roxanne hizo una pausa en su búsqueda y sacó su teléfono mientras se preguntaba quién podría estar llamándola en ese momento.
Cuando vio el nombre de la persona que llamaba en la pantalla, su expresión cambió con inquietud. Inmediatamente se puso de pie y se volvió para mirar en dirección a la tienda.
Era Archie llamándola.
¿Les pasó algo malo?
Con el teléfono pegado a la oreja, Roxanne recogió rápidamente la cesta de hierbas y se apresuró a regresar al campamento.
Archie, ¿qué pasa? ¿Qué pasó?”
La voz de Archie estaba llena de ansiedad. “Mami, vuelve rápido—”
Sin embargo, la niña parecía tener un dolor insoportable. Sus pequeños brazos estaban envueltos alrededor de su estómago con fuerza. Roxanne no podía apartar los brazos por mucho que los tirara con firmeza.
“Essie, déjame echar un vistazo a tu estómago”, suplicó Roxanne angustiada.
Estella miró a Roxanne con ojos grandes y llorosos y gimió: “Sra. Jarvis, me duele tanto…”
Desde que llegó Roxanne, Estella había mantenido la cabeza enterrada en su pecho.
Ahora que la niña había levantado la cabeza y Roxanne podía ver su rostro, Roxanne sintió que se le partía el corazón.
El rostro de Estella estaba despojado de todo color. ¡Oh, debe estar sufriendo tanto!
Sin perder más tiempo, Roxanne se giró para examinar a Benny.
Benny también sufría un dolor inmenso, pero el niño lo estaba manejando con valentía. Acunó su estómago sin siquiera un gemido.
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