Capítulo 14
Hacia rato que Pamela había olvidado cómo lucia Amanda de niña, pero el aire tranquilo y suave de Amelia, tan parecido al de Amanda, siempre le provocaba una extraña sensación de familiaridad Asi que cuando su hermano, quien jamás habia tenido novia, llegó a la casa con Amelia y anunció que ya se habian casado por lo civil, Pamela entendió por qué se habia casado tan repentinamente con ella, aunque su mamá sospechaba que el apuro se debía a que Amelia estaba esperando un bebe y a la responsabilidad que Dorian sentía.
Pamela no estaba segura. pero podia notar que su hermano realmente ansiaba la llegada de ese niño
Más de una vez lo habia visto empapandose en libros sobre maternidad, incluyendo la nutrición para embarazadas, las precauciones a tomar y el cuidado hacia los recién nacidos y sus mamás
Lamentablemente, la vida les nego la bendición de ese niño.
Cada vez que veía a Dorian mirando a su hija, no podia evitar pensar que él imaginaba cómo sería su propio hijo al verla
Y aun así, con ese amor tan grande por los niños, su cuñada y él llevaban dos años sin buscar tener uno
La mayoría de las veces, Pamela sentia que no podía descifrar los pensamientos de su hermano.
“Hermano”, dijo ella, observando su expresión dulce y no pudo evitar preguntarle con cautela, “¿cuándo piensas tener un bebé con tu esposa? Ya no eres tan joven y tienes una carrera estable, deberías tener un hijo
M
Dorian se detuvo un momento, sin responder, continuó jugando con la pequeña en sus brazos.
Pamela insistió con delicadeza: “Hermano, ¿has hablado con tu esposa sobre esto? ¿Ella no quiere o tú no quieres? Se que criar hijos puede ser duro y cansado, pero también trae mucha felicidad. Siento que a ustedes les falta algo, tal vez un hijo podría acercarlos más.”
Dorian se quedó inmóvil, su expresión se oscureció.
La chica sorprendida pregunto: “¿Hermano?”
Él se volteó y puso a la niña en los brazos de Pamela, le echó una mirada y dijo: “Ya no tienes cuñada
Pamela se quedo en silencio.
Dorian se levanto, tomo las llaves del coche que estaban sobre la mesa de centro.
“Recuerda cerrar la puerta cuando salgas.
Con esas palabras, salió por la puerta, cerrándola con fuerza tras de sí y dejando a Pamela sobresaltada. Confundida, miró hacia la puerta, sin entender qué había ocurrido. Después de un rato, se dio cuenta de que no había rastro de Amelia en la casa
De hecho, parecia que la casa había vuelto a su estado original, antes de que Dorian se casara.
Si en verdad se hubieran separado, ella podría tomar otras acciones.
Después de pensar un poco, le sugirio a Pamela: “Tú siempre has sido muy unida a tu hermano. Habla con él y aclara si en verdad se ha separado.
Su hija replico. Y para qué quiero saber eso?”
Cintia le dijo “Para presentarle a la hija de Elsa, ¿cómo no? Lo que es del hogar, que no se vaya al caño.”
Pamela no dijo nada
Su madre la reprendio: ¿Qué reacción es esa? ¿Acaso Carolina no tiene la belleza, el porte y la familia como para estar a la altura de tu hermano?”
“No quiero seguir hablando de esto, si es compatible o no también depende de mi hermano”, contestó su hija, sin ganas de discutir con ella sobre ese tema. “Además, quién sabe si mi hermano realmente se ha separado.” Corto la llamada antes de que Cintia pudiera responder y echando un vistazo a la habitación vacía, sintió una opresion en el pecho. No era que extrañara a Amelia, no le tenía tanto cariño, sino que su joven y romantica mente preferia finales felices y no le gustaba enfrentarse a la realidad de un adiós. Además, estaba acostumbrada a la idea de que Amelia era su cuñada.
Queria preguntarle a Dorian directamente, pero no se atrevía a llamarlo ni a enviarle un mensaje. Después de mucho pensar, decidió enviar un mensaje a Amelia, con quien no tenía mucha confianza: “Cuñada, ¿estás en casa?”
Pero el mensaje quedó sin respuesta.
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