No Soy Tu Bien Desechable (Fernanda Sierra ) Novela novel Chapter 1006

Capítulo 1006 

La abuela Borrego se acercó a Cristal, le dio una palmadita en la mano y dijo: “Nuestra querida Cristal siempre ha sido una niña sensata y obediente, no como tú. No permitiré que corrompas a mi sobrifia nieta“. 

El favoritismo de la abuela Borrego hacia Cristal era evidente. 

Pero tanto Cristal como Fernanda sabían que el supuesto favoritismo de la abuela Borrego era solo una fachada. 

Después de todo, Cristal y la abuela Borrego eran parientes lejanos, sin ninguna interacción significativa a lo largo de los años. 

No era posible que el cariño surgiera a primera vista. 

Todo se reducía a intereses. 

Cristal retiró suavemente la mano que la abuela Borrego sostenía y le sonrió: “Abuela Borrego, solo voy a estar charlando un rato con la Sra. Rivera, no hay nada de qué preocuparse“. 

“¿Cómo que no hay de qué preocuparse? Tú eres la heredera de la familia 

Calderón, nuestra invitada en la familia Borrego. Fernanda es una mujer llena de artimañas, solo quiere apoderarse de la fortuna de la familia Borrego. ¡No puedo permitir que te manipule!” 

La abuela Borrego lanzó una mirada fría a Fernanda y dijo: “¿Sra. Rivera? Le sugiero que se aleje de familia Borrego y no me obligue a echarla de aquí“. 

“Abuela Borrego, realmente me está malinterpretando“. 

Fernanda, mientras hablaba, se sentó tranquilamente en un sofá, sin considerarse una extraña: “He venido a buscar a la Srta. Cristal, no a usted. ¿Por qué intenta impedir que los jóvenes hagamos amigos?” 

Ya se había servido una taza de té, y su actitud relajada enfureció aún más a la abuela Borrego: “¡Fernanda! ¿Quién te dio permiso para comportarte así en nuestra casa?” 

“Un invitado es un invitado una vez cruza la puerta, abuela Borrego, una persona tan respetuosa de las normas debería entender este principio, dijo Fernanda con una sonrisa. “Le sugiero que la próxima vez que visite la clínica estética preste atención a los tratamientos faciales. Enojarse solo hace resaltar sus arrugas, y francamente, no es atractivo“. 

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Las palabras de Fernanda siempre eran punzantes y cada frase iba directa al corazón de la abuela Borrego. 

Ante esto, Cristal intervino: “Sra. Rivera, conozco una clínica estética bastante buena, ¿qué le parece si vamos juntas?” 

“Claro“. 

Fernanda se levantó, sacudió sus manos y dijo: “Mi auto está afuera, ¿quieres que conduzca?” 

“No hace falta, yo conduzco. No me gusta mucho ir de copiloto, siempre me da la sensación de no tener el control“. 

Entre Cristal y Fernanda, la abuela Borrego no tuvo oportunidad de intervenir. 

Cuando la abuela Borrego finalmente quiso hablar, ambas ya se dirigían hacia la salida de la casa de la familia Borrego. 

La abuela Borrego, furiosa, exclamó: “¡Fernanda! ¿Qué estás tramando?”