No Soy Tu Bien Desechable (Fernanda Sierra ) Novela novel Chapter 604

Capítulo 604 

Finalmente, después de mucho insistir, ella tuvo que venir, sin importar lo tarde o lo cansada que estuviera 

La abuela Borrego dijo con indiferencia: Liliana ya que lo has pedido, no voy a andarme con rodeos“. 

Camila le sirvió un té a la señora Conde, quien al recibirlo, sonrió y dijo: “Después de todo somos familia, si hay algo en lo que necesitas mi ayuda, 

solo dimelo“. 

“Lo que quiero, es que me ayudes a deshacerte de alguien“. 

Cof, cof…” 

La señora Conde casi se ahoga con el té y tartamudeando preguntó: “Deshacerse, deshacerse de alguien?” 

“Sé que tu esposo hace negocios en el extranjero y por lo tanto, debe tener algunos contactos. Además, allá se permite el porte de armas, ¿verdad? Debes tener a alguien que pueda hacer ese trabajo”. 

Ante la pregunta de la abuela Borrego, la señora Conde forzó una sonrisa y dijo: “Si, tengo a alguien…pero, abuela Borrego, ¿quién le ha molestado tanto que quiere deshacerse de esa persona?” 

“¿Quién más sino Fernanda?” 

Al mencionar a Fernanda, la abuela Borrego se irritó 

Esa mujer, deberia estar muerta! ¡Pero seguía viva! 

Mientras Femanda siquiera viva, la familia Borrego no tendría un dia de paz. 

Al escuchar que se trataba de Femanda, el rostro de la señora Conde palideció: “Abuela Borrego, Fernanda… Femanda no es fácil de tratar, ¿no se suponía que habla muerto en la isla grabando un programa? ¿Por qué necesitaria yo intervenir?” 

“Yo, vieja y decrépita, no veo las noticias, ¿tú tampoco las ves?” dijo la abuela Borrego con disgusto. “Fernanda no solo sigue viva, sino que está disfrutando en un crucero“. 

“Esto… esto no puede ser…” 

La señora Conde bebía su té, haciendo sus cálculos. 

No le importaba si Femanda estaba viva o muerta. 

Stella tocaba a Fernanda, Sebastián seguro que la destrozaria. 

Ni hablar de pedirle dinero después para sobrevivir! 

Si no conseguia el dinero al volver a casa de su madre, seguro que el Sr. Conde la mataria! 

La abuela Borrego, impaciente, dijo: “¿Qué tiene de imposible? Solo necesito saber si puedes o no con este asunto, ¡lo demás no es tu problema!” Viendo que la abuela Borrego se estaba impacientando, la señora Conde rápidamente respondió: “Sí, sí, por supuesto que si, solo que…” 

“Solo qué?” 

“Es que, contratar a un mercenario cuesta dinero, y el precio nges bajo. Si pudiera darme tres millones de dólares, no habría problema“.