No Soy Tu Bien Desechable (Fernanda Sierra ) Novela novel Chapter 796
About No Soy Tu Bien Desechable (Fernanda Sierra ) Novela - Capítulo 796
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Capítulo 796
*Sr. Parra! El señor ha ordenado que debe asistir a los eventos que se requieran, no olvide el propósito de su visita a Laguna Verde..”
El secretario aún no habla terminado de hablar cuando el guardia de seguridad, que todavia estaba comiendo papas fritas en la puerta, le tiro del brazo: “Amigo! Ambos cobramos un sueldo, no me compliques las cosas!”
El guardia, de apenas veinticinco o veintiséis años, viendo que el secretario no cedia, miró a Jeronimo con una expresión de súplica: “Jefe, no me
hace caso!”
Jeronimo funció el ceño y dijo: “Si hoy el no se va, tú te vas. Tú decides“.
Con esas palabras, el guardia se llenó de valory, haciendo uso de todas sus fuerzas, finalmente logró sacar al secretario.
“Amigo! Lo siento, pero no puedo perder mi sueldo de quinientos dólares al mes así como así!”
“Tú….”
El secretario, aún ansioso, trató de mirar hacia el interior de la oficina del director. “Sr. Parral Sr. Parra, por favor escúcheme…”
Jeronimo se puso sus auriculares con cancelación de ruido: “No escuchol,Suelten a Frijolito!”
El gran perro negro ladraba fuerte afuera, y antes de que el secretario pudiera reaccionar, fue empujado fuera de las puertas del periódico junto con su escolta.
El secretario se quedó con cara de pocos amigos.
Sin forzar la entrada, no podrían dar explicaciones al señor.
¿Forzar la entrada? Con el Sr. Parra como futuro lider, ni con diez veces el valor se atreveriana enfurecer el Sr. Parra.
Al final, un grupo de personas se quedó fuera de las puertas del periódico
A esa cena de por la noche, jel Sr. Parra tenía que ir si o si!
Por la tarde, Fernanda acababa de regresar a Mansión Huerta, cuando vio a Fabio y Pedro sentados en el estudio, luciendo preocupados.
Fabio estaba apoyado en un lado del escritorio y Pedro, con dolor de cabeza, se frotaba la frente.
Los dos hombres guapos, bajo la luz que entraba por el ventanal, parecian irradiar un destello de complicidad.
“Ejem, ejem
Fernanda tosió ligeramente y los dos finalmente volvieron en sl
*Fernanda?”
Alver a Fernanda, la preocupación en el rostro de Fabio desapareció de inmediato. Dejó las documentos que tenia en la mano y se acercó a Fernanda y sin importarle la presencia de otros, se inclind sobre el hombro de Fernanda: “Tu esposo está a punto de morir ahogado“.
“¿Qué pasa? ¿Hay algo que ni tú ni el Sr. Huerta pueden manejar?”
Pedro también dejó sus documentos y dijo: “Las deudas amorosas de Fabio, déjaselo solucionar a él“.
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