No Soy Tu Bien Desechable (Fernanda Sierra ) Novela novel Chapter 961

Capítulo 961 

En la estación de policia de Laguna Verde. 

¡Bang! 

Oriol pateo la mesa frente a él y exclamo: “No soy un vendedor de máquinas, no 

soy de su clan de Laguna Verde! ¡Estoy aqui para ayudarlos a atrapar criminales, ¿entienden?!” 

Los dos interrogadores lo miraron como si estuvieran frente a un loco. 

Con voz calmada, uno de los interrogadores preguntó: “Hablemos de la mano cortada y las máquinas encontradas en la caja 

“He estado diciéndoles todo este tiempo que estoy aquí para ayudar a Laguna Verde, ¿por qué me están deteniendo?” 

El temperamento de Oriol siempre había sido explosivo, y en ese momento solo podia pensar en quien habia sido el desgraciado que lo había traicionado, sin. tener ningún deseo de responder preguntas. 

Los interrogadores ignoraron su enfado y continuaron: “¿Cuántas veces han transportado máquinas? ¿Quién es el comprador? ¿Quién es el vendedor?” 

Sov el presidente del Grupo Lobo, ¿han oído hablar de la familia Lobo de San Cristóbal Alto? ¿Me están deteniendo? También me encantaría saber quién demonios ha estado moviendo las máquinas de mi familia!” 

“Así que, ¿las máquinas son de su familia?” 

Oriol, furioso pero riéndose, dijo: “Bien, llamen a Fabio, llamen a Fernanda. La gente de Laguna Verde debe conocerlos, ¿no?” 

Al escuchar los nombres de Fernanda y Fabio, los dos interrogadores intercambiaron miradas. 

Mientras tanto, en la Mansión Huerta, Fernanda se sentó en el sofá del estudio, atónita: ¿Qué? ¿Oriol fue atrapado por la policia en el muelle?” 

Fabio comentó: “Como en una película de policías y ladrones, dicen que fue una detención bastante humillante“. 

Fernanda simplemente no podía imaginar esa escena. 

¡Oriol detenido y saltando de furia en la playa! ¡Qué espectáculo más gracioso! 

“¿Y luego qué pasó?” 

Marisol, comiendo semillas de girasol, escuchó a Fabio decir: “Parece que la estación de policia quiere que vayamos a recogerlo“. 

Javier, comiendo semillas a su lado, comentó: “¿Por qué deberíamos recogerlo? Si lo atraparon transportando máquinas, que lo juzguen como corresponde“. 

“¡Exactamente!” 

Marisol también asintió en acuerdo. 

Pedro, sentado en su silla de oficina, comentó indiferentemente: “¿Podrían dejar de hablar de negocios en mi estudio?” 

“Ay, Sr. Huerta, no sea tan formal, últimamente todos hemos estado viviendo aquí“. 

La Mansión Huerta en San Cristóbal Alto era tan extensa que podrían vivir allí durante un año sin ocupar todas las habitaciones. 

¡Uno más no hacía la diferencia, uno menos tampoco! 

Fernanda sugirió: “Quizás deberíamos ir de todos modos, así podemos aclarar lo de las máquinas. Si no vamos, Oriol probablemente no diga ni una palabra“. 

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“Fernanda tiene razón, iré a encender el auto“. 

“¡Yo no voy!” Javier agitó sus manos en señal de rechazo, y Marisol rápidamente hizo un gesto de negación. 

“¿Por qué no?” 

Javier frunció el ceño y dijo: “¡No quiero verlo!” 

“¡Yo tampoco! He oído que el líder del Grupo Lobo es realmente aterrador, soy de corazón débil“.