Capítulo 221
La ceremonia de corte de cinta en el escenario comenzó con el momento en que Dorian cortó la cinta, y el lugar se llenó de aplausos estruendosos y felicitaciones.
Rubén Lines y Xavier Lines agradecieron en un breve discurso antes de que, poco a poco, la ceremonia llegara a su fin. Dorian volvió a la mesa principal con Rubén y los demás, todos comenzaron el banquete entre felicitaciones.
Después de levantarse para agradecer y charlar en cada mesa, Rubén y la familia de Xavier finalmente pudieron sentarse tranquilamente a disfrutar de la comida.
A medida que avanzaba la cena, la atmósfera de negocios y halagos en el lugar lentamente se transformó en un campo de batalla de charlas cotidianas.
Rubén estaba de buen humor ese dia y se tomó unas cuantas copas de más..
Ofelia, preocupada por su salud, intentó convencerlo de que bebiera menos, pero no tuvo éxito y frustrada, le arrebató la copa.
Rubén se rio dejando que ella le quitara la copa: “Ven, esto es lo malo de casarse, no tienes ni un poco de libertad para beber. Ustedes jóvenes lo tienen todo, solteros sin nadie que los controle, libres.”
Después cambió de tema: “Pero mira, el casarse es una tradición que nos dejaron nuestros antepasados, cuando encuentres a la persona adecuada, debes casarte.”
Luego comenzó a preguntar uno por uno: “Rufino, ¿ya te casaste?”
El mencionado se apresuró a responder con una sonrisa: “No, estoy muy ocupado con el trabajo, no tengo tiempo.”
Rubén se rio: “Eres igual a Dorian, siempre usando el trabajo como excusa.”
Después miró a Rafael: “¿Y tú? ¿Estás saliendo con alguien? Ya es hora, ¿no?”
Dorian se detuvo un momento en su gesto de beber café y miró hacia Rafael.
Rafael estaba mirando a Rubén: “No, no hay prisa.”
Dorian echó un vistazo a Amelia.
Ella sintió una especie de vergüenza por ser descubierta y no se atrevió a mirar a Dorian.
Rubén, sin darse cuenta, frunció el ceño al escuchar que Rafael no tenía novia: “¿Cómo es que no tienes ni siquiera una novia? ¿Será que tus expectativas son muy altas? O quizás, ¿ya tienes a alguien en mente?”
Rafael solo sonrió sin seguir la conversación.
Rubén, al ver su expresión, presintió algo: “Asi que hay alguien, cuéntanos, ¿quién es la chica? A ver si la conozco.”
Con esas palabras, todos giraron su mirada hacia Rafael.
Rufino era pura curiosidad.
Dorian frunció ligeramente el ceño y apretó el vaso que sostenía en su mano.
Miró a Amelia y vio confusión en sus ojos.
Ella no sabía que Rafael estaba interesado en ella.
Rafael también miró a Amelia.
Esa mirada hizo que ella se sintiera inexplicablemente nerviosa.
Rubén no prestaba atención, estaba contento: “¿En serio? Eso es una buena señal.”
Él solo sonrió, sin decir nada más.
Rubén pensaba en cómo no había resultado nada entre Amelia y él, se sentía un poco decepcionado. No pudo evitar reírse y dijo: “Yo aqui pensando en presentarte a algún amigo como Rafael o Dorian, cualquiera sería una buena pareja para ti, Meli, y resulta que uno tiene sus gustos definidos y el otro ya encontró a alguien que le gusta. Qué lástima.
Amelia levantó la cabeza, visiblemente incómoda: “Profe.”
Rubén pensó que ella era solo timida y dijo con una sonrisa: “Ya, ya, no más, profe. Después te busco otro candidato.”
Rafael, como si hubiera tomado una decisión importante, dejó los cubiertos sobre la mesa y miró a su tutor: “Profe, la persona que me gusta es Amelia, no hace falta que le busque a alguien.”
Rubén y Amelia se quedaron en silencio.
Rafael ya la estaba mirando: “Amelia, me gustas. Desde que era el tutor de tu clase en la universidad, me empezaste a
gustar.
Amelia no dijo nada.
Rafael continuó: “Quería buscar el momento adecuado para decirtelo, este no es el mejor lugar para una declaración, pero temía que el profe siguiera intentando emparejarnos con otras personas, así que decidí ser directo.
No me importa tu pasado, dijo él.
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