What Happens in Capítulo 370 – From the Book ¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo Novela
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Capitulo 370
Lain salle de su cuanto en busca de Carol.
Però ló que encontró fue el grito furioso de Carol desde el otro lado de la puerta de casa.
Rapidamente, cerró la puerta de su cuarto, esperando que Ledo no lo escuchara y perdiera el control,
Solo, Lain se acercó a la puerta, se subió a un banquito y miró a través de la mirilla.
Aspen?
El corazón de Lain dio un vuelco. ¿Qué hacia alli tan rápido?
Volvió a mirar y vio a Abel junto a Aspen, pero no pudo ver la expresión de su mamá, solo la parte de atrás de su cabeza.
Frunció el ceño y se queda escuchando desde adentro.
Afuera.
Con Aspen apareciendo de repente, Carol estaba furiosa. Bajo la voz y le grito,
Ya te dije que no soy yo esa persona! ¡Lárgate ya! Si no te vas llamo a la policía. ¡No quiero verte, vete! ¡Ahora mismo, lárgate!”
Aspen se quedó parado en la puerta, con una cara de herido.
Aunque el resultado del ADN aún no había salido, él estaba seguro de que era ella.
Después de organizar otra prueba de patemidad y dejar a Miro dormido con Nathan, fue corriendo a buscar a Carol.
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Nunca entendió el dicho “un día sin verte ès como un siglo sin ti“, hasta hoy.
Apenas se separó de Carol por menos de una hora y ya no aguantaba.
Sentia que había pasado un siglo sin ella.
Fue comendo sin pensar qué decir, solo quería verla.
Parecía que solo si ella estaba en su vista, podía sentirse tranquilo.
Pero-
Tan ansioso como estaba Aspen por ver a Carol, Carol estaba igual de ansiosa por no verlo.
Su llegada repentina la enfureció.
Y con los tres pequeños en casa, estaba preocupada de que Aspen los descubriera, lo que añadía nerviosismo a su enfado.
Ella seguia gritándole a Aspen que se fuera, pero él, como si tuviera clavos en los pies, se negaba a irse.
La atmósfera entre los dos era extraña.
Abel, parado entre ellos, no se atrevía ni a respirar.
Para él, Aspen siempre era el que mandaba, y Carol siempre era tan dulce y obediente.
Hoy, ambos estaban irreconocibles.
Abel, intentando mediar, dijo:
“Señorita Carol, cálmese, él solo vino a verte, no hay malas intenciones.”
“Señor, ya
la viste, ¿nos vamos?”
“¡No quiero que me vea!”
“¡Cállate! ¡Vete!”
Abel…” Bien, bien, no debí hablar, fue mi error.
Continúen, yo soy aire.
No debería haber ido hasta allá, debería haberse desaparecido.
Abel, deseando escapar, se encogió y corrió hacia el elevador… y se fue.
El teléfono de Carol sonó, era Tania,
“Carol, ¿ya están listos? Vacíe el maletero para ustedes, solo traigan sus cosas y bajen, los llevo a la estación ahora mismo.”
“Está bien, bajamos en un momento, espéranos un poco.”
Carol apenas colgó, sin guardar el móvil, Aspen la agarró con fuerza del brazo.
Su emoción era palpable, “¿¡Otra vez te vas?!”
Carol se retorció, “¿Qué te importa si me voy o no? ¡Sueltame!”
Si no me importa, ¿y Miro? Puedes odiarme todo lo que quieras. ¡Pero que hizo mal Miro? ¿Por qué lo abandonas una y otra vez? ¿Has pensado en cómo va a vivir Miro después de que te vayas?”
¿Abandonar a Miro una y otra vez?
¿De qué hablaba?
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