Capítulo 39
El cuerpo bien formado de Leonardo estaba frente a ella, sus músculos abdominales perfectamente definidos, y ella no podía apartar la mirada de él.
La mente de Natalie recordó de repente la imagen de la anoche, giró la cabeza y dijo: un pervertido?
¿Eres
Leonardo rió y susurró, Ya vi todo lo que necesitaba ver anoche, es un poco tarde para ser tímido, ¿no?
¡Cállate!
Al ver que Natalie se tapaba la cabeza con la colcha, Leonardo dejó de bromear con ella, se puso
a ropa y dijo: Compré ropa para ti, debería llegar pronto, tengo una reunión más tarde
la
cenemos juntos esta noche.
No tengo tiempo.
– Te recojo.
Natalie no le hizo caso, después de que la habitación volviera a quedar en silencio, levantó la sábana y suspiró.
Si supiera que esto iba a ocurrir anoche, no se habría vuelto para coger el móvil, parecía que era imposible que Leonardo estuviera de acuerdo con el divorcio.
Cogió el teléfono que tenía encima de la cama y marcó un número.
–
Averigua quién estuvo anoche en la habitación 5 del octavo piso del Club Lujo.
Después de mandarle orden, Natalie colgó el teléfono y se dirigió al cuarto de baño para darse una ducha, al ver las marcas en su cuerpo, regañó de nuevo a Leonardo.
Acababa de la ducha, la ropa que Leonardo pidió fue entregada, incluso la ropa interior.
Natalie se puso la ropa y se enfadó un poco cuando se dio cuenta de que la talla era la adecuada.
Natalie llamó a Tina para decirle que hoy no iba a ir a la oficina y se marchó enseguida del Club Lujo.
Por otro lado, en el camino a la oficina, Carlos descubrió quién había drogado a Natalie anoche. Señor Ramos, la persona que drogó a la señorita López se llamaba Fernando, muy poderoso en esta zona del norte de la ciudad, tenia acciones en muchos locales de diversión, empezó con industrias ilegales, y tenía contactos buenos y malos.
Leonardo frunció el ceño y dijo fríamente:
–
¡Dentro de hoy, hazle desaparecer en Monteflor!
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