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Capítulo 426
Al otro lado, Leonardo seguía marcando aquel número, pero una voz femenina, fría y mecánica, le repetía que no se podía contactar, y luego se convertía directamente en una desconexión.
Matilda, a un lado, temblaba de miedo ante su mirada furiosa, y bajó la cabeza, sin atreverse a
hablar.
Al notar que la frialdad que emanaba de su cuerpo era cada vez más atroz, Matilda dijo con voz temblorosa: -Leo, no lo hice a propósito, vi que tu móvil no paraba de sonar, así que contesté por ti, pero esa persona colgó sin decir nada.
Leonardo la miró fríamente, su voz no tenía temperatura, -¡Lárgate!
Matilda temblaba de miedo, intuyendo que Leonardo estaba en pleno ataque de ira, no se atrevió a decir nada más y se levantó a toda prisa para marcharse.
Cuando la habitación quedó en silencio, Leonardo se apretó los dedos de la mano vagamente
blancos, con los ojos llenos de arrepentimiento.
Si se hubiera llevado el teléfono a la ducha, no habría perdido la llamada.
Estaba seguro de que tenía que ser Natalie.
El dolor y el arrepentimiento afloraron en su rostro al pensarlo.
Antes, Matilda le había propuesto colaborar con él, se había ofrecido a ayudar a Leonardo a recuperar el Grupo Ramos con la condición de que le diera el 5% del Grupo Ramos, Leonardo había aceptado.
Al salir, un camarero echó sin querer curry sobre la camisa de Leonardo mientras servía la comida. Matilda le dijo que el hotel propiedad del Grupo López estaba en el piso de arriba y le dijo que subiera a ducharse.
Incapaz de soportar el olor del curry, Leonardo aceptó y se fue a la habitación a ducharse siguiendo con el camarero, pero se olvidó de llevarse el móvil.
No se dio cuenta de que Matilda había contestado a su llamada y no se lo dijo hasta que salió de
la ducha.
Al pensar que la llamada que había cogido Matilda era muy probablemente de Natalie, Leonardo
se enfadó inconscientemente.
Al oír la voz de Matilda, ella debió de entenderlo mal.
Leonardo marcó el número de Carlos y dijo con indiferencia: -¡Te voy a mandar un número de teléfono, y comprueba inmediatamente a dónde pertenece este número!
Poco después, Carlos respondió.
[Señor Ramos, ese número pertenece a Dominica.]
[Envía a alguien a Dominica inmediatamente para averiguar si Natalie ha estado allí.]
Medio mes después.
Señor Ramos, tenemos la ubicación exacta de la señorita López, pero…
La expresión calmada de Leonardo se tornó repentinamente agitada, y se apresuró a decir: -¿
Dónde está ella ahora?
-Señorita López vive en el chalet del señor Ruiz en Dominica desde hace medio mes.
Al oír esto, la mirada de Leonardo se volvió fría y dijo con indiferencia: -Resérvame un billete a
Dominica lo antes posible.
Diez horas más tarde, Leonardo apareció en la puerta‘ del chalet de Fausto en Dominica con la
mirada fría.
La puerta del chalet era una verja de hierro con una rendija en el centro, y se veía el jardín del
chalet.
Tras ver la escena en el cenador, la mirada de Leonardo se volvió sombría al instante.
Dentro del cenador.
Fausto sostuvo un cuenco de medicina china y sonrió: -El médico ha dicho que te recuperarás
más rápido si tomas medicina china. Este cuenco de medicina china lo he hervido yo durante
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