Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio novel Chapter 629

Capítulo 629 

Alberto miraba con tristeza a la inconsciente Karol, sus ojos estaban desbordados 

de ira y odio. 

¡Leonardo, ven a por mí! ¡Intimidas a una mujer, eres un cabrón! 

Leonardo dijo con expresión gélida: -Tú también empujaste a mi madre a la carretera, ¿no? Si no me dices quién te dirigió, te garantizo que mañana el vídeo de tu hermana se difundirá y será denigrada allá donde vaya. Te doy tres 

segundos para pensarlo. 

-¡Tres, dos, uno! 

Viendo que los hombres de Leonardo estaban a punto de arrancarle las bragas a Karol, Alberto dijo: ¡Yo digo! Leonardo, ¡eres un demonio! 

Leonardo hizo un gesto con la mano y los hombres se detuvieron. 

Es… Es la familia Licon de Imperialia. ¡Trabajo para la familia Licon! 

Sabía la familia Licon, pero nunca había ofendido a ellos, la única posibilidad de que de repente hizo contra él era por la clave secreta. 

Pensando en esto, se mofó, -Más vale que no me mientas o tengo formas de hacerte sufrir, además Karol, tienes una madre que se encuentra mal de salud, si no quieres verlas morir frente a ti, coopera conmigo. 

Alberto lo miró enojado, -Leonardo, no puedes ganar a la familia Licon, ¡la familia Licon te puede aplastar tan fácil como a una hormiga! 

-Si fuera tan fácil como dices, ¿por qué te enviaron aquí? 

Después de eso, Leonardo lo dejó a él y se dio la vuelta para irse. 

Señor Ramos, ¿y Karol? 

Los ojos de Leonardo estaban fríos, ¡Enciérrala con Alberto, Alberto debe saber más que eso de la familia Licon! 

-Pero…Karol es la diseñadora de MY, y si la señorita López se entera de que estǎ retenida aquí…y sufrió esto… 

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Carlos estaba preocupado, y Leonardo dijo fríamente: -¡Haz lo 

que te digo! 

Carlos no se atrevió a hablar de nuevo, sino que suspiró mientras miraba que Leonardo desapareció. 

Karol despertó de nuevo en el sótano y se dio cuenta de que estaba casi desnuda, se derrumbó y se sentó en el suelo a llorar. 

Alberto se apresuró a decirle: -Karol, no llores… No te han hecho nada. 

Karol recordó entonces que Alberto seguía encerrado, se apresuró a recoger su ropa y ponérsela, mirando a Alberto con disgusto. 

-¿Por qué has vuelto? ¡Si hubieras muerto ahí fuera, no tendría que sufrir esta humillación!