apítulo 78
Natalie percibió el olor a alcohol que emanaba de Leonardo y no pudo evitar fruncir el ceño. — Vine para devolverte las acciones.
El se burló y replicó sarcásticamente: -Te esforzaste tanto en buscar a mi abuela, ¿no fue para divorciarte de mí? Ahora quieres devolverme las acciones, ¿es que acaso ya no quieres divorciarte?
Ella lo miró con indiferencia y respondió: -No, te equivocas.
-Entonces, ideja de molestarme! Mantén las acciones, y desde ahora no nos debemos nada el uno al otro.
Natalie guardó silencio por un momento antes de preguntar: -¿Cuándo planeas ir a legalizar el acuerdo de divorcio?
El rostro de Leonardo se oscureció aún más después de escuchar esa cuestión. ¡Iré mañana por la mañana! No te preocupes, no voy a retrasar deliberadamente.
-Eso mejor. Bueno, ya no tengo más asuntos.
Ella apenas terminó de hablar cuando Leonardo cerró la puerta de golpe.
Al día siguiente, temprano en la mañana, en cuanto Natalie llegó a la empresa, Bruno se le acercó con un contrato en la mano.
-Señorita López, este es el proyecto que hemos estado planificando durante medio año. Revísalo, por favor. Si no hay problemas, podemos ponernos manos a la obra una vez que lo firmes.
Haciendo caso omiso a la sonrisa servil en su rostro, Natalie tomó el documento y respondió despreocupada: -Lo revisaré. Puedes irte por ahora.
Al escuchar eso, la sonrisa de Bruno se volvió forzada, y añadió: —¿No lo vas a revisar ahora?
-Pues tengo otros contratos para revisar. No te preocupes, cuando termine, te buscaré a ti.
Bruno contuvo la irritación que albergaba su corazón y respondió: -De acuerdo, entiendo.
Nada más salir de la oficina de Natalie, su rostro se oscureció al extremo.
Le vinieron a la mente las amenazas de Ismael… Si no conseguía ese proyecto, ¡¿de dónde sacaría tanto dinero para devolverle?
No… tenía que asegurarse de que Natalie firmara ese contrato.
De esa manera, una vez que obtuviera los fondos, no sólo podría pagarle a Ismael, sino que también tendría suficiente dinero para escapar. En cuanto al destino de MY, ¿qué le importaría?
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Después de que Bruno se fuera, Natalie no dejó de sentir una ansiedad inexplicable.
Miró el reloj y pensó que, ahora que el Registro Civil abriría pronto, Leonardo podría no tardar en llamarla.
Con eso en mente, de repente se sintió un poco atormentada y rezó en silencio por un proceso de divorcio sin problemas.
A eso de las diez, Natalie recibió una llamada de Carlos.
Tras eso, colgó y se dirigió al hospital a toda prisa.
-Esta mañana, cuando el señor Ramos iba al Registro Civil para legalizar su acuerdo de divorcio, un coche lo siguió todo el tiempo. El chofer notó algo extraño y trató de evadirlo. Pero al pasar por el Puente Cruzarío, el coche aceleró de repente y se precipitó. ¡Obviamente, intentaba empujarlos al río!
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