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La Obesion del ceo por Maricel98 novel Chapter 131

Summary for Capítulo 131: La Obesion del ceo por Maricel98

What Happens in Capítulo 131 – From the Book La Obesion del ceo por Maricel98

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Me encuentro abrazada a Fernando quien no deja de besar mis labios acariciar mi cabello.

—Te felicito por tus logros, nena, pero creo que deberías dejar la empresa. Nuestra situación esta mucho mejor gracias a ti.

Negué con la cabeza —Aún no entro a los seis meses.

—Pero no falta demasiado, amor. —Él deja un beso en mi estómago y el bebé comienza a patear.

—Allí está mía nena.

Reí —Será niño, amor.

—¿Apostamos, hermosa?. Yo estoy seguro de que tendremos otra princesa tan hermosa como su mamá. —Él deja besos en mi estómago.

—Otro príncipe —Insistí—Faltan tres meses y no decido el nombre.

—Me encantaría que se llame como mi padre.

Negué con la cabeza —Aarón se llama Alexei y no quiero que mi hijo se llame Fernando.

—¿Qué tiene de malo mi nombre?

Reí —Bebé tú te llamas Fernando y se llamaba tu padre. No me gusta repetir los nombres.

—¿Entonces que sugieres?.

—No lo sé, Emiliano.

Él ríe y niega con la cabeza —Muy graciosa, muñeca.

—Aarón se llama así por un niño que me gustó.

—No me lo recuerdo ¿Qué tal Max?—Sugiere

—Bien, pero yo elijo el segundo nombre.

—¿Y si es niña? ¿Sarita?

Negué con la cabeza —Un bebé no reemplaza a otro Debe ser otro nombre, pero ni siquiera lo pensaré porque será niño.

—Nena te recuerdo que los padres definimos el sexo de los bebés y yo quiero una niña.

—Yo quiero otro niño.

—Hagamos una cosa. Si tenemos niña te hago otro niño o al revés. —Él me sugiere mientras deja besos en mi cuello

Reí —Ni lo sueñes, dolerá mucho.

—Pero te fascina hacerlo.

—Sabes que sí —Me posicione arriba de él y uní mis labios a los suyos.

Deslice mi mano hacia su entrepierna y la adentre en su bóxer masajeando a su miembro.

—No me provoques—Lanza un jadeo mientras cierra los ojos

Fer no quiere tocarme hace mucho tiempo porque cree que me hará daño o si tenemos sexo él es extremadamente cuidadoso.

—Tengo antojo, Fer.

Él ríe —Tendré que recorrer la ciudad para buscar helado.

—Mi antojo se encuentra en esta cama

***

Me desperté temprano y me dediqué a vestirme, debí pedirle ayuda a Fer para atar mis cordones porque no puedo agacharme.

Estoy a punto de entrar a los seis meses, pero parezco de diez debido a mi enorme estomago.

De hecho durante mi última cita a la ginecóloga ella me observó que debía hacer dieta porque estoy excedida en el peso. Me explico que el estar embarazada no implica comer todo lo que desee.

En verdad no puedo evitar comer varias veces al día, pero estoy intentando controlarme sin embargo no dejo de subir de peso.

—¿Ya estás lista mi gordita hermosa?.

Rodee los ojos —No me digas de esa forma

—Perdón, princesita. —Él une sus labios a los míos en un beso —Estás hermosa Belinda y se me está ocurriendo hacer una sección de fotografías tuyas.

—No es mala idea

—Quiero inmortalizar este momento, nena. —Él deja un beso en mi estómago— ¿Verdad bebé hermoso?

—¿Me ayudas a cepillar mi cabello?.

—Por supuesto, nena.

El resto de la mañana me dediqué a trabajar y en el medio día almorcé con mi esposo como todas las mañanas. El se ocupa de mi dieta personalmente aunque en pocas ocasiones me consiente con un chocolate.

También me acompaña al gimnasio ya las clases prenatales.

***

En este instante estoy en la oficina del refugio para mujeres pertenecientes a Catalina. Recaude ropa para los niños y mujeres la cual mi chofer le entrego a uno de sus empleados. Pero aprovechando que estoy aquí saludar a mi madrastra deseo.

Entre sin tocar a su oficina y al abrir la puerta me percaté de que cometí un grave error.

No tenía idea de que él ha regresado de su trabajo. Debo admitir que me fascina tenerlo frente a mí.

Emi se ve tan guapo como siempre, su cabello impecable y sus ojos color verde, su pequeña barba y su sonrisa.

—Perdón no debí entrar sin golpear.

—No te preocupes—Me dice ella.

Me percaté de que él centra su mirada en mi estómago y al observarlo su sonrisa cambia por completo aunque lo disimula sé perfectamente que le duele.

—Felicidades, Belinda. ¿Cuánto tiempo tienes?.

—En unos días entro a los seis meses—Me acerqué a él y le di un abrazo el cual él no correspondió —No sabía que estabas de regreso ¿Cuándo volviste?

—Hace una semana—Responde él —Bueno, mamá me tengo que ir, un gusto verte—Es todo lo que dice antes de alejarse

—Yo no sé que decir —Me dice ella

—No es tú culpa que este frío conmigo, Catalina.

—Emi te adora, pero esta situación le duele por eso tiene esa actitud.

—Si yo sé que lo lastime.

—Ya no pienses en eso, Belinda. Si mi hijo está aquí es por una razón, tu padre me pidió que se lo diga a nadie, pero no aguanto la emoción, nos casaremos.

-Muchas felicidades.

Capítulo 131 1

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