Capítulo 14 – A Turning Point in La Obesion del ceo por Maricel98 by Internet
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Durante toda la tarde me he dedicado a mirar películas y jugar con mi pequeño debido a que es un día lluvioso y no podemos salir al parque.
Mi tío está descansando ,al igual que mi abuela, porque a ella la lluvia la fatiga y mi tío trabajo toda la noche. En cuanto a su esposa ella debe estar en algún casino o bar mientras él descansa.
—Corazoncito, no tengas miedo.
—Los truenos me dan miedo.
—Son como Ángeles, jugando bolos, estás bajo techo y te prometo que no te harán daño.—Deje un beso en su mejilla —Yo siempre te cuidaré incluso de las feas tormentas.
Salí de mis pensamientos cuando escuche el timbre. Al abrir me di cuenta de que mi amiga Wendy está acá, pero no está sola porque su primo la acompaña.
Definitivamente, Dylan se ve mucho más guapo que en nuestros años en el colegio, ya no utiliza lentes y su dentadura se ve perfecta, también se ve más fornido que antes.
Cabello corto castaño, ojos grises y tez clara, si lo viera en la calle no lo reconocería.
—Quita tu cara de boba y déjanos entrar, nos estamos empapando.
Reí fuerte —Lo siento pasen.
—¿Cómo estás, Belinda? —Él me saluda con un beso en la mejilla
—Muy bien ,Dyl, estás muy cambiado.
—En cambio, tú sigues igual de bella.
Salí de mis pensamientos cuando mi pequeño abrazo mis piernas tímidamente de inmediato lo cargue.
—Aarón está cada día más grande y guapo. —Mi amiga deja un beso en su mejilla
—Este es Aarón, mi solecito y él es un amigo Dylan.
—¿Cómo estás, campeón? —Él lo intenta saludar, pero Aarón le aparta el rostro
—Disculpa ,Dylan, está un poco
berrinchudo por la tormenta.
—No te preocupes ,Belinda, solamente quise saludarte.
—Me obligó a traerlo.
—No le hagas caso a Wendy ya sabes como es.
—Obviamente, se quedarán a cenar ¿verdad? Prepararé Pizza.
—Me encantaría ¿Te gustaría que me quedé Aarón?
—No—Él niega con la cabeza.
Fuimos interrumpidos cuando volvieron a tocar el timbre y está vez era mi tío, supongo que viene a buscar a Aarón porque ya es tarde.
—Buenas noches
—Señor José Luis ¿Como está? —Él extiende su mano hacia mi tío y este acepta el saludo
—¿Te conozco?
—Dylan Linares
—El raro de lentes, mi primo. —Ríe Wendy
—Claro un gusto volver a verte ¿Donde está mi mamá Bell?.
—Descansa, tío.
—Bien ,dile que le deje saludos, ve por tus cosas Aarón.
—Yo me quiero quedar —Él hace puchero
—No vine bajo está lluvia en vano, hijo.
—Yo quiero pizza.
—Porqué no cenamos y luego se van tío, lo conoces y hará un gran berrinche de lo contrario.
—Bien
En menos de media hora terminé de preparar las pizzas debido a que ya estaban precocinadas. Mientras esperábamos mi tío y Dylan conversaban sobre trabajo.
Al parecer Dyl muy pronto trabajará en la misma empresa que yo en el sector contable debido a la recomendación de un amigo.
Él también era un excelente estudiante en el colegio, era mucho mejor en matemáticas que yo.
—En la cajuela del carro tengo varios vestidos ¿Cuándo vendrá el niño bonito por ti?
—Dentro de media hora, pero no pienso ir a esa tonta fiesta
—Serías tonta si no fueras, te dejaré como una diosa, Bell.
Cuando regresamos a la mesa con más pizzas y refrescos nos dimos cuenta de que los hombres ya habían devorado las pizzas.
—A pesar de los años está niña me sigue dando problemas —Ríe mi tío —La semana pasada por ejemplo casi la asaltan por estar sola hasta altas horas de la noche.
—Te lo conté como broma, tío, sabes que yo soy paranoica con los taxistas. El pobre hombre tomó un atajo y yo lo amenacé con llamar a la policía.
Ellos ríen fuerte ante mi comentario
—Los taxis son peligrosos y mucho más a la madrugada
—Diego tuvo unos inconvenientes por ello se me hizo tarde.
—Si a usted no le molesta yo podría traer a Belinda todas las noches. De todas formas me queda de paso.
—¿Cómo crees, Dylan?
—Me harías un gran favor y ,por supuesto, te pagaría.
—Eso no es necesario, señor.
Luego de unos minutos mi tío y mi pequeño se marcharon mientras yo me despedí ,Dylan, se dedicó a juntar la mesa.
—No tienes que hacerlo.
—Claro que sí.
—Dylan ya puedes irte, tenemos noche de chicas.Ya sabes depilación, helado, hablar mal de los hombres por lo cual sobras.
—Solamente ,Belinda, puede correrme.
—Wendy, no iré a esa tonta fiesta.
—Claro que irás o dejo de ser tu mejor amiga.
—Solo me voy porque tengo asuntos que atender. Nos vemos el lunes, Bell. —Él deja un beso en mi mejilla y se centra en su prima —Por odiosa no te llevaré a casa.
—Me quedo a dormir con Bell y su abuela.
—Un gusto verte, Wendy.
—No puedo decir lo mismo, si lastimas a Belinda me lastimas a mi y yo no soy tan pasiva.
—Lo recuerdo o más bien mi carro destrozado lo recuerda.
No pude evitar reír al recordar ese momento.
El carro de Fernando está estacionado en frente de mi casa y debido a eso no nos mojamos demasiado. Salude a John, su chofer, y este comenzó a conducir a toda velocidad.
Ignore los intentos de conversación de Fernando durante todo el camino y simplemente me centre en la ventana y la lluvia.Comencé a dibujar un sol en los vidrios.
—Me estoy arrepintiendo de llevarte, Estás demasiado hermosa. —Él deja un beso en mi cuello y yo lo empujó
—No seas meloso y no quiero que las personas se den cuenta de que llegamos juntos.
—¿Por qué?
—Porque podrían pensar mal de ti mi amor o menospreciarte. Nadie puede saber de lo nuestro hasta que hable con mi madre, solamente intento cuidarte.
Él rodea los ojos al escuchar que sacó la misma frase que él utilizó conmigo para envolverme.
—Belinda….
Lo interrumpí—No gastes saliva todo lo que sale de tus labios son mentiras para mí.
—En verdad pensé decirle a mi madre sobre nosotros, pero sabía como reaccionaria.
—Yo le dije a tu padre y le tomé bien.
-¿What? —Pregunta confusa
—Sí cuando Diego y tuvo ese accidente en la moto, me asuste mucho y fui a la clínica, entonces, Mariana me prohibió el paso, comenzamos a discutir y llegó el señor Edward.Le pidió a su hija que se retirara y me preguntó ¿ ¿Qué hacía allí?. Le confesé que estaba enamorada de ti.
—No lo puedo creer.
—Él me ayudó a entrar y me aconsejó que me aleje de ti porque no era un muchacho que me tomaría en serio. Debí escucharlo.
—Edward no tenía derecho a decirte eso.
—Era la verdad
— Creí que en ese momento estabas molestandome.
Un día antes habíamos discutido porque descubrí que asistió a una fiesta con su exnovia y me lo oculto.
Ni siquiera tuvo el valor de decirme, yo me enteré por las redes cuando vi fotografías de ellos bebiendo y ella sentada en sus piernas.
—Estaba más preocupada que molesta
—yo sé que de ese amor tan grande debe quedar algo
—No entiendo ¿Qué quieres? ¿Es una nueva apuesta? ¿Sientes culpa o última?.
—Siento amor, solo amor por ti.
—Yo siento asco, solo asco por ti. Ya me quiero bajar John.
—¡No te atrevas a detenerte, John! —Él le ordena y luego se centra en mí—Belinda, no caminaras bajo la lluvia.
—Entonces, no me hables, Fernando, sí quiero escuchar mentiras solo busco una entrevista a un político en Internet.
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